Familias damnificadas del huracán Georges solicitan ayuda al Gobierno

Publicadas por Noticias Y Ciencias lunes, agosto 07, 2006

Las familias afectadas dijeron haber sido abandonadas.

SANTO DOMINGO.- Hacinamiento, miseria, falta de servicios básicos, y el mal estado de las calles son algunas de las características de los barracones del sector El Tamarindo, donde aún residen más de 76 familias damnificadas tras el paso por el país del huracán George.

A menos de un mes para que el devastador ciclón cumpla los ocho años los residentes del lugar esperan el cumplimiento de la promesa del presidente Leonel Fernández de reubicarlos en los apartamentos que construyó el Instituto Nacional de la Vivienda (Invi) para estos fines, pero que como casi siempre sucede solo algunos de ellos han logrado conseguirlos.

Marilyn Jiménez y Rafael de la Cruz, residentes del lugar, solicitaron al Primer mandatario que tome cartas en el asunto de manera personal, ya que han agotado todas las vías necesarias para denunciar sus males, pero que hasta el momento no han recibido ninguna respuesta contundente.

Señalaron que durante todo este tiempo no han valido los reclamos ni las visitas a Palacio, realizadas con el propósito de sensibilizar a las autoridades sobre las condiciones infrahumanas en las que viven sus familias.

Igualmente, advirtieron que si las autoridades siguen haciendo caso omiso a sus reclamos iniciarán una serie de protestas, entre las que están proyectadas visitas a la casa de Gobierno.

Cada año para la presente temporada ciclónica los residentes de El Tamarindo reviven su tragedia y con el rostro lleno de nostalgia cuentan que los aguaceros les recuerdan aquel 22 de septiembre del año 1998, cuando el fenómeno natural los convirtió en renegados de la sociedad, ante la mirada indolente de las autoridades correspondientes.

Una evidencia palpable de esa situación lo constituyen las horribles y estrechas “casas” donde están albergados, que fueron fabricadas de zinc y cartón, con pedazos de madera, hojalata, lona y hasta sábanas, que no impiden el paso del agua hacia el interior de las mismas, por lo que se cumple el famoso refrán que reza “mientras llueve afuera escampa adentro”.

Las estrechas viviendas de El Tamarindo fueron divididas en dos habitaciones por una pared de cartón”, en una de ellas funciona una improvisada cocina, sala y comedor y en la otra un dormitorio en la que en algunos casos duermen hasta 9 miembros de una familia, en dos camas, y en otro cuatro en una sola cama, como es el caso de Marilyn Jiménez, una de las residentes del lugar.

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Noticias Y Ciencias
5-2-09

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