SANTO DOMINGO.- Residentes de diferentes sectores del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo apoyan las medidas tomadas por el Gobierno en contra de los colmadones, ya que a su entender, aunque estas no logren erradicar el auge de la delincuencia, la controla.
Para nadie es un secreto que la música a niveles alarmantes hasta altas horas de la noche, los tiroteos, la venta de narcóticos en sus alrededores y las trifulcas que provocan en ocasiones heridos y muertos, caracterizan a muchos de los colmadones en la Capital y la provincia Santo Domingo.
Esos negocios se convirtieron en “un gran dolor de cabeza” para los residentes de San Carlos, Honduras, Villa Francisca, ensanche La Fe, Cristo Rey, María Auxiliadora, los kilómetros de la carretera Sánchez, Mata Hambre, La Paz y la Zona Colonial, en la Capital.
Así como para los moradores del ensanche Isabelita, Los Mameyes, Los Minas, Villa Duarte, Alma Rosa, Invivienda y Villa Mella, entre otros, en la provincia Santo Domingo, quienes viven diariamente el problema que representa un colmadón.
Menos problemas. Al ser entrevistados sobre las disposiciones gubernamentales, que establecen que esos negocios solo pueden estar abiertos hasta las 12:00 de la medía noche de domingo a jueves y hasta las 2:00 de la madrugada los viernes y sábados, manifestaron su esperanza de que sus problemas disminuyan, tras manifestar que el Gobierno debió ser todavía más enérgico.
Aseguraron que en ese tipo de negocios se ve y se escucha "de todo", tras manifestar que la música a todo volumen y las peleas callejeras en estos centros no les permite descansar "como Dios manda".
"Uno no tiene sosiego, porque casi en cada esquina del barrio hay un colmado y parece que compiten a ver cuál tenga la bulla más grande hasta las 2:00 y las 3:00 de la mañana", manifestó Juana Rincón, de La Paz, y agregó: “Pero ahora van a tener que controlarse, porque aunque sea por varios días las autoridades los estarán vigilando”.
De su lado, Alfredo Rodríguez, quien vive justamente detrás de la Base y La Terminal, dos centros de diversión, señaló que el sector es perjudicado porque "a parte de la música del negocio, algunos clientes llegan con su musicón en los vehículos, además de que se orinan en las calles del sector y, por si eso fuera poco, parquean sus carros en las entradas de nuestras viviendas".
En tanto que Antonia Medina, de Villa Consuelo, sostuvo que en ese barrio la situación de los colmadones es peor, ya que en muchos de ellos se venden drogas y se baila de una forma depravada".
Entre los establecimientos señalados están los supercolmados y licor store Robert, Edgar, Yasilys, La Venganza, Palazzo, el Hangar, los Dogout I, II y III, los Dume, Leger, La Bomba, el Recreo, La Base y La Terminal, entre otros.
Medidas desacertadas y dañinas
De su lado, empleados y propietarios de algunos colmadones aseguraron que cumplirán con las medidas gubernamentales, pese a que algunos de ellos las calificaron como “ desacertadas y dañinas” para sus ingresos. Tanto Eduardo Sánchez como Cástulo Ogando, propietarios de los supercolmados La Roca y Katherine, respectivamente, coincidieron en señalar que ellos se limitan a vender bebidas a sus clientes y que estaban abiertos hasta la hora que estos quisieran, porque “de esto es que uno vive y nosotros, a parte de familias que mantener, tenemos muchos gastos en el negocio”.
Sostuvieron que “aunque las medidas del presidente Fernández nos afecten las vamos a cumplir, pero aclaramos que hasta cierto punto tenemos el control de lo que pase dentro del negocio, pero no de lo que pasa fuera de este”.
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