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Con ceremonias oficiales, celebraciones religiosas, espectáculos dramáticos en la misma central de Chernóbil, Ucrania rindió ayer homenaje a las víctimas de la mayor catástrofe nuclear de la historia, veinte años después de la explosión que propagó una nube radioactiva sobre Europa. Una sirena se escuchó ayer, a la 1.23 horas, en el pueblo de Slavutich, haciendo más emotiva la vigilia de las personas que recordaban el momento en que estalló el reactor número 4 de la vecina central nuclear.Después de asistir a una misa en la madrugada en Kiev, el presidente ucraniano, Viktor Yúschenko, debía viajar al mediodía a la central nuclear. Desde temprano, varios cientos de ex trabajadores de Chernóbil y sus parientes, con un clavel rojo en la mano, se congregaron frente a la central, esperando al mandatario. Entre los presentes, eran numerosos los que recordaban con precisión los momentos vividos veinte años atrás. «Perdimos todo lo que teníamos... Nos dijeron que partíamos por tres días. Cogimos algunos sacos, a los niños y partimos», relata Liubova Yakuchina, esposa de un pope ortodoxo de Chernóbil. «Hoy es una jornada de tragedia y de tristeza», agrega.Otros consideran que, a pesar de todo, la vida siguió su curso. «Han pasado veinte años. El dolor se ha atenuado, pero no puede terminar del todo», comenta Liubova Riazanova, que trabajó durante 16 años en la central. Al atardecer, en la misma central de Chernóbil, un espectáculo emocionante fue presentado por quince actores franceses, con una decena de periodistas como únicos espectadores. 'La oración de Chernóbil', del libro 'La súplica', de la bielorrusa Svetlana Alexievich, se refiere a las personas cuyas vidas marcó por la catástrofe.Unas horas después, en la madrugada, un centenar de personas con cirios y claveles, se reunieron en la plaza central de la ciudad ucraniana de Slavutich, vecina de Chernóbil. Con rostro sombrío, y muchos con lágrimas en los ojos, depositaron velas y flores delante de este monumento en memoria de los 'liquidadores' enviados para sofocar el incendio radioactivo y construir un cajón de cemento encima de la unidad destruida.