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El presidente George W. Bush, quien enfrenta divisiones en las filas republicanas en materia de inmigración, pidió el miércoles al Senado que apruebe una ley que tendrá consecuencias para millones de inmigrantes ilegales ya radicados en el país. ``Se trata de un debate vital'', señaló. Entre tanto, demócratas en el Senado presionaron para que se vote por su proyecto de ley de inmigración. El proyecto permite a los indocumentados permanecer en el país y convertirse en residentes permanentes luego de pagar 2.000 dólares en multas y en impuestos atrasados, aprender inglés, y mostrar que trabajaron en el país al menos durante seis años. ``¨Están los republicanos dispuestos a defender una amplia reforma de la ley de inmigración o no?'' preguntó el martes el senador demócrata Dick Durbin. Entre el lunes en la noche y las primeras horas del martes los republicanos indicaron su decisión de distinguir entre los inmigrantes ilegales que han estado más de cinco años en el país, y aquellos que no. Varios republicanos se opusieron a esa propuesta y el líder de la mayoría Bill Frist y varios de sus colegas republicanos pasaron buena parte del día intentando hallar una alternativa. Bush dijo que el proyecto de inmigración debería incluir una provisión para trabajadores invitados que permitiría a inmigrantes ilegales permanecer en Estados Unidos para llevar a cabo labores que los estadounidenses no están dispuestos a hacer. Pero señaló que el proyecto no debería incluir una provisión de amnistía que proporciona una ciudadanía automática. El senador Harry Reid, líder demócrata en el Senado, ha bloqueado numerosos intentos por parte de los republicanos para votar en una serie de enmiendas. ``No necesitamos un acuerdo. Es nuestra ley'', dijo Reid. Los demócratas necesitan 60 votos para superar objeciones de los sectores conservadores sobre el proyecto de ley de inmigración, que fue aprobado por el Comité Judicial del Senado y es propulsado por Reid. Ya la Cámara de Representantes ha aprobado un proyecto de ley para acrecentar la seguridad en la frontera. El proyecto también exige a los empleadores verificar si ha contratado a trabajadores que se hallan legalmente en el país, y convierte en un delincuente a quien está radicado ilegalmente en el país. El proyecto ha desatado multitudinarias protestas de hispanos en las principales ciudades de Estados Unidos.
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