LÍDER DEL MOVIMIENTO NUEVA IZQUIERDA • Vivió por más de 30 años en la clandestinidad perseguido por pertenecer a la organización izquierdista Patria Roja.• Cambió su verdadero nombre por el alias con el que lo conocían sus compañeros de partido.
Por Alberto García M.Fotos: Christian Salazar y Roberto Guerrero.
Volver a la vida pública es complicado. El candidato a la presidencia de la República por el Movimiento Nueva Izquierda lo sabe mejor que nadie. Tras 30 años de vivir oculto lucha hoy en las calles para hacer llegar su mensaje. Su campaña política carga con el peso de la clandestinidad voluntaria que –a pesar del tiempo– lo persigue. A menos de un mes de las elecciones, y aún cuando su nombre no aparece en un lugar expectante en las encuestas, afirma que este 9 de abril su partido hará historia.
Alberto Moreno recuerda, otros tiempos, en los cuales, por razones políticas, trabajaba desde la clandestinidad. Hoy, en democracia, las persecuciones a la izquierda han terminado, pero sus ilusiones de cambio, dice, siguen firmes como entonces: “Estoy dispuesto a luchar para que este país cambie”.
Se califica a sí mismo como un romántico. Y tal vez hay que serlo para perseguir la utopía de un mundo igualitario a pesar de la caída de simbólicos muros y demás experimentos socialistas fracasados.
Le queda como rezago de una época sepultada por los años el alias con el que protegió su verdadera identidad durante la más dura persecución contra la izquierda. Ya no voltea si alguien lo llama Gotardo Rojas, su verdadero nombre quedó en el recuerdo. Se ha mimetizado tanto con él que hizo que la ley lo reconozca. Hoy su DNI dice Alberto Moreno Rojas del Río. Y él lo cuenta orgulloso.
Autodidacta
Divorciado, austero, parco y autodidacta. Alberto Moreno dejó el colegio en tercero de media. Jamás pisó un aula universitaria pero devoró cientos de libros que le dieron base a la teoría marxista que lo sedujo antes de alcanzar los 20 años.
La muerte de su madre –cuando él tenía 12 años– marcó su vida. “Nunca me he sentido tan solo como esa tarde en la plaza de mi pueblo (Huaitará, provincia de Huancavelica) después de la muerte de mi madre”.
Esa soledad lo alejó de la sierra y de la educación formal. La vida lo fue acercando luego al comunismo y apartando de la religión que le inculcaron sus padres. A pesar de haber devorado la Biblia por completo dos veces en su adolescencia se confiesa agnóstico “pero respetuoso de todos los credos”.
Ya no cree que la religión sea “el opio del pueblo”. Dice que el marxismo evoluciona con el tiempo y se adapta a las realidades. Pone el ejemplo de China y de su mercado que poco a poco se abre al mundo. “Pero sigue siendo comunista, tiene una meta clara: el socialismo. Y avanzan hacia él”.
Una vida política
El local del MNI huele a biblioteca vieja. La vieja escalera que conduce al segundo piso (donde queda la oficina del candidato) cruje tras cada paso. Los bordes metálicos de los peldaños se han desprendido. Tiempos de austeridad.
En los estantes del despacho de Moreno destacan entre los numerosos discos de música vernacular CDs de Bob Dylan y Air Supply. Su biblioteca atesora 39 tomos de las obras escogidas de Lenin y 25 de Kim Al Sung. Cuelgan de las paredes un retrato de José Carlos Mariátegui y César Vallejo.
Moreno ha construido en su oficina su refugio. Y es que no puede ser distinto para un hombre que ha dedicado su vida a la política.
Preguntas sueltas
Un tema recorre hoy los debates de los candidatos presidenciales: el TLC. Y no puede estar ausente en nuestro diálogo.
–¿Debe firmarse el TLC el 7 de abril como lo ha anunciado el presidente Toledo?
–Resulta inaudito que el presidente del Perú tenga que supeditarse a los intereses de Washington para mendigar un acuerdo comercial.
–¿Y el actual Congreso debe sancionar la firma del TLC que pueda suscribir el Presidente?
–Este Congreso de la República está deslegitimado para sancionar una norma que compromete seriamente los intereses de su patria. El pueblo peruano tiene que tener derecho a expresar su opinión mediante un referéndum que ratifique o desapruebe esta negociación
–Pasando a preguntas más personales, de qué vive, señor Moreno
–El partido me asigna un sueldo. Tengo una vida austera, vivo en una casa en Breña. No tengo gustos ostentosos. Disfruto de la belleza de un árbol, de un río o de una fruta. Eso no cuesta un centavo.
–Pero si llegara a la presidencia tendría un sueldo de 12 mil dólares.
–Eso es un insulto. No estoy de acuerdo con esos montos exorbitantes. De llegar a la presidencia daría prioridad a los niños y no a los sueldos de los políticos.
–¿Es consciente de que la política se maneja –además de con ideas– con marketing?
–Pero la historia no se ve solamente con marketing y yo quiero hacer historia. Esa es la diferencia.
–¿Cómo avizora estas elecciones?
–Primero, no estoy dispuesto a perder, estoy listo para luchar para que este país cambie. Veo a los pobres y me indigno y sé que si las cosas siguen como están, así cambien de presidente, esos pobres van a seguir siendo pobres y quizás más pobres. Y yo no quiero eso.
El hombre detrás del candidato
Al dejar de lado los temas políticos Alberto Moreno se muestra como un hombre sencillo que disfruta de los placeres simples de la vida.
-¿Tiene usted pareja?
-Estuve casado pero me separé hace bastante tiempo. Tengo una hija, Maya Libertad, de 28 años. Ella estudia un posgrado en cine en España.
-Imagino que no será un soltero fanático…
-La política me absorbe mucho. No soy un soltero fanático, pero vivo ordenadamente y disfruto todo lo que puedo.
-¿Qué disfruta más, la música o la lectura?
-Me gusta mucho la música de la sierra y la música clásica. Disfruto también de la buena lectura.
-¿Con qué libro se queda?
-Con Los 7 ensayos (Mariátegui), Prometeo encadenado (Esquilo) y El amor en los tiempos del cólera (Gabriel García Márquez).
-Es un romántico…
-Sí, soy muy romántico.
-Alguien que tiene ‘El amor en los tiempos del cólera’ como libro de cabecera debe aspirar a un amor otoñal…
-Bueno, también aspiro a eso. Esperemos, que el tiempo dé su palabra. Aunque a veces en esas cosas no funciona como uno imagina. La vida te da sorpresas.
-Igual que en la política.
-Sí, igual que en la política.
-Y espera ser sorprendido el 9 de abril…
-Quiero ser sorprendido hasta el último momento de mi vida. Habrá sorpresas y será la nuestra.
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