La señora Matilde Pereyra y su familia lograron salvar sus vidas cuando a las 2:00 de la madrugada de ayer la cañada de Guajimía se llevó la habitación donde dormían, cargando también con la cocina y la mayoría de sus ajuares. El hecho se produjo en el barrio Duarte de Herrera, en medio de un aguacero repentino que duró alrededor de 10 minutos, y que afectó además, a otras 20 familias que debieron amanecer en las calles porque sus casas se pusieron a medio techo de agua, lodo fétido y desechos que arrojó la quebrada.
Luego del estruendoso estallido que hizo la cañada de Guajimía cuando partió la casa de doña Matilde en dos, ésta tuvo que ser llevada de emergencia al hospital de Herrera porque la presión se le disparó.
Asimismo, la joven Yajaira Ventura de Jesús, de 24 años, sufrió la fractura de una pierna cuando salió de su casa huyendo de las furiosas aguas de la cañada que amenazaban con llevarse a todos a su paso.
Según narró la hija de doña Matilde, Bárbara Mera, pocos minutos después de haber iniciado la lluvia repentina se pusieron en guardia, porque el baño empezó a anegarse.
“Nosotros estábamos en la sala, pero los niños seguían durmiendo en la habitación. De repente sacamos los niños y cinco minutos después, “bum”, explotó la cañada y se llevó la mitad de nuestra casa”, dijo.
Explicó que la cañada se encontraba atestada de vasos y platos desechables, plásticos diversos, sillas, mecedoras, puertas de carros, ramas de árboles, entre otros objetos, que fueron arrastrados hasta los predios de su vivienda, formaron un dique que contuvo las aguas de la quebrada, provocando la anegación.
La familia vive justo en la confluencia de la cañada de Guajimía con la Duarte, pero sobre el cauce de la primera donde echaron un plato de concreto para ganar espacio, al igual que otros vecinos.
A las 9:00 de la mañana de ayer los niños y adultos del sector estaban desorientados, pues no había llegado el agua y el interior de sus casas y el patio se había convertido en una ciénaga de lodo fétido.
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