BEIRUT.- Unas treinta personas murieron este sábado, 18 de ellas quemadas cuando escapaban de su poblado en el sur del Líbano, donde Israel mantuvo sus bombardeos contra Hezbolá, en un conflicto que se intensifica a pesar de los llamados internacionales a la calma.
Paralelamente, el inmueble de nueve pisos donde se encuentra el cuartel general del jefe del Hezbolá libanés, Hassan Nasralá, en un suburbio del sur de Beirut, fue totalmente destruido en un bombardeo aéreo israelí, anunció el sábado la agencia oficial de información ANI citando a la policía.
El movimiento armado chiita libanés Hezbolá, que declaró una "guerra abierta " a Israel, demostró también su poderío al atacar el viernes de noche un barco de guerra israelí y reivindicar el bombardeo el sábado de la ciudad israelí de Tiberíades.
El sábado, tres marinos israelíes seguían en paradero desconocido tras el ataque a un buque de guerra, y el cadáver de un cuarto fue encontrado frente a las costas del sur de Líbano.
El presidente estadounidense, George W. Bush, exigió el sábado al Hezbolá que deponga las armas y ponga fin a sus ataques contra Israel. Asimismo urgió a Siria a "ejercer su influencia" en las milicias libanesas para convencerlas de que detengan sus operaciones contra el Estado hebreo.
En Líbano, un país sometido a un bloqueo aéreo, marítimo y terrestre, la aviación israelí efectuó nuevos bombardeos durante el sábado.
Además, la marina de Israel bombardeó los puertos libaneses de Beirut y Trípoli, principal ciudad del norte, anunció la policía libanesa.
Dos obuses lanzados por barcos israelíes que se encuentran en aguas territoriales libanesas alcanzaron los silos de los dos puertos en dos bombardeos casi simultáneos, añadió la policía.
Unas 90 personas murieron desde el comienzo de la ofensiva israelí, que comenzó el miércoles luego de que Hezbolá capturó a dos soldados israelíes y mató a ocho, mientras otros 250 fueron heridos, según la policía.
Dieciocho civiles murieron quemados durante uno de los bombardeos que golpearon a un grupo de personas que huía de su poblado en el sur del Líbano, cerca de Tiro, según fuentes hospitalarias y de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas (FINUL).
La ofensiva también apuntó a las rutas en el nordeste, en la frontera con Siria y en el norte, cerca de Trípoli.
Allí fueron destruidos puentes, depósitos de agua y estaciones de gasolina.
En el sur del Líbano, la ofensiva israelí lleva a miles de habitantes a abandonar sus hogares en poblados fronterizos que sirven de santuario para Hezbolá.
La mayoría de ellos dejaron los poblados tras un ultimátum lanzado por Israel y comunicado por altoparlantes.
"Ustedes han querido una guerra abierta y la tendrán", declaró el viernes de noche el jefe de Hezbolá, Hassan Nasralá, dirigiéndose a Israel y a su "estúpido gobierno sin experiencia", en un discurso transmitido por la cadena de televisión Al Manar.
Nasralá sobrevivió al ataque contra su edificio el viernes de noche.
"Miren hacia el mar desde Beirut y verán que un buque de guerra israelí arde en el medio de las aguas. Nuestros combatientes lo lograron destruir", dijo.
Un ministro israelí afirmó el sábado que Israel "liquidará" al jefe de Hezbolá en la "primera ocasión" que tuviera.
El grupo armado Resistencia Islámica, brazo armado del Hezbolá, reivindicó el ataque contra Tiberíades, que dejó varios heridos.
Antes de ello, una decena de proyectiles lanzados desde el sur del Líbano ya habían golpeado el norte de Israel, en particular a la ciudad costera de Nahariya.
Dos israelíes murieron el viernes por esos bombardeos, con lo que suman cuatro los civiles israelíes muertos en esos ataques desde el miércoles.
Según un oficial militar israelí, Hezbolá tiene misiles capaces de alcanzar Tel Aviv.
En este marco, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunió el viernes pero no reclamó un cese del fuego, como pedía Líbano.
Del lado de los países árabes, tres de ellos --Arabia Saudí, Egipto y Jordania-- condenaron indirectamente al Hezbolá, tildando su comportamiento de "aventurero".
Los ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Arabe estaban reunidos el sábado en El Cairo para hablar de la escalada de violencia en la región.
Paralelamente, el inmueble de nueve pisos donde se encuentra el cuartel general del jefe del Hezbolá libanés, Hassan Nasralá, en un suburbio del sur de Beirut, fue totalmente destruido en un bombardeo aéreo israelí, anunció el sábado la agencia oficial de información ANI citando a la policía.
El movimiento armado chiita libanés Hezbolá, que declaró una "guerra abierta " a Israel, demostró también su poderío al atacar el viernes de noche un barco de guerra israelí y reivindicar el bombardeo el sábado de la ciudad israelí de Tiberíades.
El sábado, tres marinos israelíes seguían en paradero desconocido tras el ataque a un buque de guerra, y el cadáver de un cuarto fue encontrado frente a las costas del sur de Líbano.
El presidente estadounidense, George W. Bush, exigió el sábado al Hezbolá que deponga las armas y ponga fin a sus ataques contra Israel. Asimismo urgió a Siria a "ejercer su influencia" en las milicias libanesas para convencerlas de que detengan sus operaciones contra el Estado hebreo.
En Líbano, un país sometido a un bloqueo aéreo, marítimo y terrestre, la aviación israelí efectuó nuevos bombardeos durante el sábado.
Además, la marina de Israel bombardeó los puertos libaneses de Beirut y Trípoli, principal ciudad del norte, anunció la policía libanesa.
Dos obuses lanzados por barcos israelíes que se encuentran en aguas territoriales libanesas alcanzaron los silos de los dos puertos en dos bombardeos casi simultáneos, añadió la policía.
Unas 90 personas murieron desde el comienzo de la ofensiva israelí, que comenzó el miércoles luego de que Hezbolá capturó a dos soldados israelíes y mató a ocho, mientras otros 250 fueron heridos, según la policía.
Dieciocho civiles murieron quemados durante uno de los bombardeos que golpearon a un grupo de personas que huía de su poblado en el sur del Líbano, cerca de Tiro, según fuentes hospitalarias y de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas (FINUL).
La ofensiva también apuntó a las rutas en el nordeste, en la frontera con Siria y en el norte, cerca de Trípoli.
Allí fueron destruidos puentes, depósitos de agua y estaciones de gasolina.
En el sur del Líbano, la ofensiva israelí lleva a miles de habitantes a abandonar sus hogares en poblados fronterizos que sirven de santuario para Hezbolá.
La mayoría de ellos dejaron los poblados tras un ultimátum lanzado por Israel y comunicado por altoparlantes.
"Ustedes han querido una guerra abierta y la tendrán", declaró el viernes de noche el jefe de Hezbolá, Hassan Nasralá, dirigiéndose a Israel y a su "estúpido gobierno sin experiencia", en un discurso transmitido por la cadena de televisión Al Manar.
Nasralá sobrevivió al ataque contra su edificio el viernes de noche.
"Miren hacia el mar desde Beirut y verán que un buque de guerra israelí arde en el medio de las aguas. Nuestros combatientes lo lograron destruir", dijo.
Un ministro israelí afirmó el sábado que Israel "liquidará" al jefe de Hezbolá en la "primera ocasión" que tuviera.
El grupo armado Resistencia Islámica, brazo armado del Hezbolá, reivindicó el ataque contra Tiberíades, que dejó varios heridos.
Antes de ello, una decena de proyectiles lanzados desde el sur del Líbano ya habían golpeado el norte de Israel, en particular a la ciudad costera de Nahariya.
Dos israelíes murieron el viernes por esos bombardeos, con lo que suman cuatro los civiles israelíes muertos en esos ataques desde el miércoles.
Según un oficial militar israelí, Hezbolá tiene misiles capaces de alcanzar Tel Aviv.
En este marco, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunió el viernes pero no reclamó un cese del fuego, como pedía Líbano.
Del lado de los países árabes, tres de ellos --Arabia Saudí, Egipto y Jordania-- condenaron indirectamente al Hezbolá, tildando su comportamiento de "aventurero".
Los ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Arabe estaban reunidos el sábado en El Cairo para hablar de la escalada de violencia en la región.
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